«Robin», el libro biográfico sobre el desaparecido actor Robin Williams, escrito por el periodista de The New York Times Dave Itzkoff, aclara que el intérprete primero fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson, pero ciertos comportamientos que algunos asociaban al alcohol o las drogas, acabaron en un segundo diagnóstico: tenía demencia con cuerpos de Lewy.
De acuerdo a Deadline, este trastorno es un síndrome degenerativo y progresivo muy similar al Alzheimer, con proteínas que se acumulan en el cerebro, afectando al pensamiento, la memoria, las emociones y los movimientos corporales.
En el libro de Itzkoff también se revela que un año de morir, los síntomas empezaron a afectar el día a día de Williams. El ganador del Oscar lloraba desconsoladamente de un instante a otro, se olvidaba de sus diálogos e incluso llegó a tener dificultades para caminar normalmente.
«Lloraba en mis brazos al final de cada día de rodaje. Era horrible. Horrible. Le dije a su gente ‘soy una maquilladora, no tengo la capacidad para lidiar con lo que le está pasando'», cuenta en el libro la maquilladora Cheri Minns quien añade que en un momento le sugirió a Williams que volviera a hacer monólogos en vivo, pero él se resistía: «Simplemente lloraba y me decía ‘no puedo, Cheri, ya no sé cómo hacerlo, no sé cómo ser gracioso'».
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