El gigantesco tornado que sacudió el estado de Oklahoma duró 40 minutos y realizó un recorrido de 34 kilómetros ha causado daños extremos. El Centro de Predicción de Tormentas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica lo ubicó en la categoría EF4, el segundo más poderoso de su tipo.
En el camino del tornado se encontraban escuelas, entre ellas la Plaza Towers donde se estudiaban 500 alumnos, varios fueron rescatados con vida pero al menos siete fallecieron ahogados al entrar agua en los sótanos de la escuela, afirmó el vicegobernador de Oklahoma, Todd Lamb. Medios de comunicación estadounidenses afirman que el número de muertos se ha elevado a 91 de los cuales 20 de ellos son niños mientras que la cantidad de heridos asciende a 150. La búsqueda y rescate de sobrevivientes continúa esta semana pero las autoridades estiman que habrá un aumento en la cantidad de muertos debido a las personas que aún se encuentran bajos los escombros.
Barack Obama definió el tornado como «uno de los más destructivos de la Historia» y estuvo conmovido por el hecho: «en un instante varios vecindarios fueron destruidos, decenas de personas perdieron la vida, muchos más fueron heridos y entre las víctimas hubo muchos niños que intentaron refugiarse en el lugar más seguro: su escuela». El presidente aseguró que sus plegarias acompañaban a las víctimas del desastre y a los integrantes del servicio de rescate que están en la lucha por encontrar más sobrevivientes. Además dijo «el pueblo de Moore debe saber que el pueblo estadounidense estará a su lado”.